Nueva Zelanda: Bahía de las Islas, mil cosas por hacer




Se encuentra en el extremo norte de la isla norte de Nueva Zelanda, en una región denominada “Tierra del Norte” (Northland). Suena a frío. ¿Verdad? Pues no, este parque nacional formado por 144 islas, ni más ni menos, es posiblemente el parque marino subtropical más bello de todo el país. Un lugar imprescindible en cualquier viaje a Nueva Zelanda. Se accede a él desde Auckland a través de la bellísima costa Hibuscus, una ruta escénica de primer orden donde perder la mirada en el infinito azul turquesa del Océano Pacífico. Esta ruta nos depara además otra sorpresa, los magníficos bosques de kauris de la isla norte (la versión secuoya neozelandesa). Únicos y extraordinarios, para perderse en ellos y no despertar jamás del cuento.

Una vez en la bahía, las visitas y excursiones son infinitas, sobre todo si viajamos durante el verano austral: nadar con delfines en libertad, navegar por el Cabo Reinga donde se funden las aguas del Océano Pacífico con el Mar de Tasmania, lugar espiritual por excelencia para la cultura Maorí, caminar por la mítica “Ninety Mile Beach”, una playa gigantesca de arena dorada salpicada de dunas espectaculares, o sencillamente tumbarse al sol y descansar hasta que llegue la hora de reorganizar nuestra maleta  para viajar hasta nuestro siguiente destino.

En cuanto al alojamiento, aquí abundan los hoteles familiares del tipo boutique, recomendamos especialmente el Flagstaff Lodge & Day Spa, y para los amantes de la naturaleza el Ora Ora Eco Wellness Resort. Pero si lo tuyo es el lujo no contenido, los ya míticos Eagles Nest y The Lodge at Kauri Cliffs no te defraudarán.

La mejor época para viajar a la Bahía de las Islas es entre diciembre y marzo. Recomendamos una estancia de al menos una noche, aunque también se puede hacer una excursión de un día desde Auckland.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Cinco razones para enamorarse de Melbourne

Noches tropicales en Lizard Island, Gran Barrera de Coral, Australia

Taj Falaknuma, un palacio-hotel que te hará sentir como un “marajá”